Este martes, el poeta ENEKO VILCHES visitó de nuevo a nuestros alumnos para hablar de literatura, de poesía, y, sobre todo, de toda la vida que queda reflejada en las palabras.
Y como de conversaciones se va fraguando la amistad, también nos ha hecho un regalo.
Un regalo inspirado en nuestros alumnos, en su edad, en la vida que bulle en ellos, en las clases, en los libros, y también en el parque, en la poesía…
Además tenemos la suerte de tener el poema manuscrito, todavía más grande el regalo.
Muchas gracias, Eneko.
Este es el poema
De la misma manera que
hace falta
un libro de texto
para perder la vista en él
-multiplicar
nombres en los
márgenes
dibujar escondidas geometrías
corporales que aún intuyen
-después, vistas contempladas, tocadas
devoradas
el barniz del tiempo las
hace menos veneradas menos
misteriosas-.
De la misma manera que se
hace imprescindible
un parque
con columpios
donde asistir a clase -quién
inventó las primeras horas a
primera
y las últimas a última-
donde construir la irreal madurez
de humo.
De esa misma forma,
necesito anotar tu nombre
en el tacto borroso y púdico
de la poesía.
Así, sin final de éxito
pero
sucumbiendo a ese
trago de oxígeno
que necesita nuestro
pulmón – escolar-
a diario…