Olimpiada Filosofía 2022 – 2023

Retomamos la comunicación con todos vosotros para informaros de la entrega de premios de nuestra Olimpiada Filosófica, que se celebró recientemente en la biblioteca del centro.

El alumno Lucas Carral, de 1º de Bachillerato, se ha proclamado ganador del primer premio en la modalidad de ensayo, con una disertación sobre la pregunta :”¿Hay guerras justas en un mundo globalizado?”. El segundo y tercer premio ha recaído en Juan Domínguez y Alejandro Fernández respectivamente, ambos también de 1º de Bachillerato. Podéis leer sus textos al final de esta publicación.

Elia Sierra, de 4º de ESO es la flamante ganadora en la modalidad de dilema.

Compartimos también las fotos de los ganadores y ganadora con su profesora de Filosofía y con la Directora del centro.

Disfrutad de la lectura.

¿Hay guerras justas en un mundo globalizado?

Para la X Edición de la Olimpiada Filosófica de Cantabria trataremos de resolver la siguiente cuestión: ¿Hay guerras justas en un mundo globalizado?

Para resolver a este enunciado, necesitamos conocer la definición del concepto “teológico-político” denominado guerra justa. Por ello, nos basaremos en dos filósofos que aportaron multitud de conceptos a la filosofía, religión, política… corm fueron San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino.

Empezaremos por el filósofo del primer milenio, concretamente del siglo IV d.c, venerado en la Iglesia Católica como Doctor de la Iglesia; hablemos de San Agustín de Hipona.

San Agustín consideraba que cualquier guerra era malvada y robar junto al saqueo era injusto, no obstante, San Agustín menciona que esa guerra se justifica si beneficiaba al Estado con el fin de promulgar la Paz. Durante toda la Edad Media, las controversias existentes entre las leyes seculares y las leyes divinas dieron lugar a las continuas guerras de religión que iniciaron los Pontífices Romanos en su misión de difundir la Palabra de Dios, aunque incumpliera algunos mandamientos, la del papa se exculpaba diciendo que está expandiendo la Iglesia de Dios. Además, resaltamos que entre finales del siglo XIII hasta aproximadamente, en el Año de Nuestro Señor 1309, bajo el pontificado de Su Santidad Bonifacio VIII, la figura del Papa a nivel militar, colapsó por el exceso de poder durante unos siglos (Papado Julio ll) debido a la intervención del monarca francés Felipe IV, que consiguió derrotarlo a base de diplomacia y trasladar la sede de Roma, a Avignon.

Apartando al clero, San Agustín enunció la siguiente frase: “Si no hubiese justicia: ¿Qué serían los gobiernos sino bandas de ladrones?”. El filósofo compara al Estado con una banda de ladrones de la siguiente forma: El Estado está compuesto por un gobierno y leyes que lo regulan, que a su vez, la autoridad gobierna injustamente y roba, saquea e invade a sus vecinos.

En cambio, las bandas de ladrones contienen un líder y además, esas bandas cumplen sus leyes disciplinarias. Esas sectas o grupos vandálicos tienen su territorio y atacan a sus vecinos; y de esta comparación, Agustín se preguntaba ¿Qué serían los gobiernos sino bandas de ladrones? Este gran filósofo fue un fiel defensor de la justicia, como podemos observado “Si no hubiera justicia no prosperarían las sociedades de hombres sin leyes”.

Para seguir comentando las guerras justas, podemos mencionar a un monje de la Baja Edad Media (S.XIII-SXV) que avanzó en filosofía, ética, teología… Ese fue Santo Tomás de Aquino.

Santo Tomás sobre las guerras justas dijo una frase: “Las guerras justas se justifican con causas justas”. Él lo explicó de dos formas diferentes que, desarrollaremos y expliquemos a continuación:

La primera teoría sobre la definición de “Guerra Justa” según Santo Tomás de Aquino, la guerra justa atiende a tres necesidades básicas: La primera, la intención legítima de promulgar la Paz; la segunda, las guerras justas se inician bajo la orden del soberano y la tercera, la causa es justa si beneficia al pueblo. Es decir, Santo Tomás defiende que las guerras justas se justifican con el fin de beneficiar al pueblo y que gobierne la Paz.

La segunda teoría sobre la definición de “Guerra Justa” según Santo Tomás de Aquino es la siguiente: Santo Tomás afirma que el propósito del Estado es tener una vida buena, por ello, para promulgar el bien, las guerras son necesarias. También, sostenía que las guerras se autorizaban bajo la Orden del soberano y para comprender la autoridad, el soberano es elegido justamente, por estas razones; “Las guerras justas se justifican con causas justas”.

En conclusión, en este último que el mundo se ha introducido en una ascendente globalización, podemos observar que las guerras son el fracaso de la razón, rompiendo así, con principios de la Ilustración, quebrando la teoría de la “Paz Perpetua” desarrollada por Immanuel Kant, uno de los filósofos más prolíficos de la historia. Kant en su teoría de la Paz Perpetua, dice lo siguiente: “La Paz Perpetua es una estructura de encontrar una versión global o universal que los gobiernos de todas las naciones favorezcan la paz”. Además, podemos demostrar que el “Cogito Ergo Sum” (Pienso, luego existo) de René Descartes no se verifica ya que, el racionalismo humano disminuye con desarrollar contiendas, además innecesarias ya que, los beligerantes involucrados salen perdiendo siempre, pierden territorio, recursos necesarios, población… También, podemos destacar la Teoría de la Evolución Humana de Charles Robert Darwin, podemos relacionarla con la degeneración del racionalismo: “Somos Homo Sapiens pero pensamos como Homo Australopithecus”.

En definitiva: ¿Podemos hablar de una Paz Injusta en un mundo globalizado tal y como lo conocemos?


“La peor de las paces es mejor que la guerra más buena” enunció Erasmo de Rotterdam, en la europa renacentista. Pero,¿algo de esto cambiaria en el futuro? La historia nos afirma que no. ¿Y en nuestro futuro? Es lo que intentaré describir en este ensayo.

Para empezar, estudiaré la naturaleza de la guerra desde su ámbito más específico, ¿de dónde proviene esa naturaleza de la agresión? Michael Ruse, filosofo de la rama de la sociobiología, describe que en esto no somos tan ajenos a los “animales subdesarrollados” y es una lucha de selección para descubrir que individuo esta mejor preparado y para la adquisición de alimento; sin embargo, hay un ámbito más “oscuro”, incluso irónicamente lo podríamos describir como “carácter humano” que hay entre animales de la misma especie referente al asesinato, como la masacre de jóvenes chimpancés que hace el jefe de la manada para reservarse para si todos los recursos (hembras incluidas).

Entonces, ¿nuestra capacidad innata para agredir proviene de una evolución natural “rota”? No creo que debamos tirar demasiados palos a un mismo punto pero si tomarlo para el siguiente punto, la ritualidad de la guerra.

Siguiendo con la naturaleza de la agresión buscaremos a 10 que llamo la “agresión ritualizada”, refiriéndome a la guerra, y es que desde la Edad de Piedra la guerra ha sido tratada ya no solo como medio de obtención de recursos (a lo que volveré más tarde) sino que escaló a casi un sentimiento religioso hasta nuestros días y es causado a mi parecer por culpa de símbolos poderosos y atrayentes. Marte, dios romano de la guerra es un claro ejemplo, poderoso, musculado, líder de los ejércitos, fuerte, seductor; son atributos que no servían más que como propaganda, primero de los griegos (Ares) y más tarde de los romanos. Incluso en la Biblia hay asedios y demostración de violencia para hacer lo “correcto”. En la ? Guerra Mundial, los Nazis creían en la religión guerrera para acabar el “sueño europeo* y los estadounidenses creían en lo mismo para combatir a los Nazis, pruebas claras son la propaganda, a través de los carteles y películas, donde se magnificaba el poder destructor de la patria (para hacer “lo correcto”). Pero también hay otro tipos de rituales, como el de defensa a la patria.

Maquiavelo escribió en “Del Arte de la Guerra” Las Instituciones sin medios de defensa son completamente vanas. Por supuesto hay que estudiarlo en su contexto, donde una Italia desunificada era gobernada de forma desestabilizada a merced de principados e Imperios Europeos. Y ,actualmente, ¿sucede lo mismo? Parece que la historia se repite con mitad de Oriente Medio en guerra y Ucrania en medio de una invasión rusa con aspiraciones casi zaristas; cual es la respuesta del resto del mundo, arma contra arma es la única manera de contrarrestarlo, siendo EEUU el principal promotor y aquí quiero centrar otro apartado, ¿es moralmente justo esta opinión? 

Pregúntaselo a Pelayo en la Batalla de Covadonga, o a Ricardo Corazon de Leon en defensa de la cristiandad, o a Rommel en el desierto de Túnez, o a un futuro general y todos responderán que es la única manera de hacerlo y lo hacen por un objetivo justo; sin embargo, si miramos tras el velo, veremos que la guerra no busca la justicia, si no que es causada por la injusticia de nosotros mismos. No hay 7 hombres oscuros enterrados en un búnker subterráneo dirigiendo una obra de teatro llamada “Destrucción del mundo”. No necesitamos más que analizar la historia global para que la frase “EI fin justifica los medios” no radica en un fin justo, sino en un fin material. Si Juan sin Tierra es el enemigo de Robin Hood, es porque no analizamos el papel de Ricardo lo suficiente; fue un rey que fue a defender la cristiandad y que “a cambio” de sus hazañas en Tierra Santa, recibió toneladas de oro; EEUU es un ejemplo de ello, a cambio de actuar en la Segunda Guerra Mundial recibió millones de dólares en valor de reparaciones y préstamos, y en Ucrania no será diferente. ¿A dónde quiero llegar con esto? A que las guerras son un constante lavado de manos con objetivos heroicos donde realmente la obtención de recursos en el último y único fin. 

Entonces,¿ no ha habido ningún tipo de avance moral? Afortunadamente sí, aunque a veces sea para beneficio no de los contendientes, sino de la metrópolis. La Convención de Ginebra es una prueba de ello, donde se consiguió que millones de prisioneros no fueran asesinados y se hizo un gran avances en los derechos de los soldados, por muy papel mojado que fuera en muchas ocasiones. 

Un mundo globalizado no es algo tan a futuro, es más, nuestro propio mundo está globalizado, no solo en el sentido económico, con el sistema predominante capitalista, sino que también afecta a nuestra cultura siendo EEUU la predominante y la que influencia a gran parte del mundo, a las buenas o a las malas. Por eso quizá debamos atenernos a la idea de que la guerra no tenga más que pequeñas regulaciones, gracias a la creación de foros y organizaciones (por mucho que muchos de ellos sean monopolizados). Lo que está claro es que Erasmo tenía razón, la guerra no fue, no es, ni será justa, porque no es su sentido, ni su causa, ni su objetivo. Y tarde o temprano nos enfrentaremos a esa realidad.


Justicia internacional.

En este mundo, volátil y cambiante hasta relativamente poco el continente europeo venía experimentado una relativa paz desde el final de la segunda guerra mundial que de forma poco frecuente se veía alterada como por ejemplo en mil novecientos noventa y uno con la caída del bloque oriental. Pero, con el estallido de la guerra de Ucrania empiezan a alzarse voces formulando la siguiente pregunta ¿Existen las guerras justas en nuestro cada vez más conectado y codependiente mundo? Personalmente creo que no es el caso, pero hay más razones de las que parecen

En primer lugar, debemos mirar de forma retrospectiva al pasado y ver qué hechos sucedieron para ver si acaso hubo guerras justas. Tras la caída de la Unión soviética la Rusia de Boris Yeltsin se enfrentó a una gran cantidad de movimientos separatistas de diferente intensidad, especialmente en la infame de Chechenia e Ingusetia, en el Cáucaso. Esta tensión detonó y durante las dos guerras miles de civiles murieron por el ejército ruso mientras aplicaban tácticas de tierra quemada y ataques para sembrar el terror que por ejemplo destruyeron por completo Grozni, la capital de Chechenia. Estas acciones fueron en mayor medida impunes y no hubo grandes denuncias contra estos actos, en parte por el arsenal nuclear y el puesto de veto del que goza Rusia en la ONU.

Pero esto no acaba aquí, la guerra de Bosnia, Chechenia, Irak, el Dombás o Armenia y Azerbaiyán en el Nagorno-Karabaj tienen una característica en común, fueron conflictos aislados, lejanos que se estancaron y poco a poco todos perdimos el interés. El público ya no era sensible a las imágenes de tragedias en el frente y olvidamos que existían estos conflictos en primer lugar.

Sin embargo, la guerra de Ucrania lo ha cambiado todo, no caen bombas en Berlín no, ni suenan las sirenas anti aéreas en Madrid, ni hay un bloqueo naval a Gran Bretaña y Dinamarca por submarinos nucleares, pero sufrimos esta guerra. La inflación al alza, los cortes de gas y otros hidrocarburos de los que Europa depende, el precio de la luz y la carencia genera tanto de recursos básicos para la industria , como de personal cualificado por estos años de pandemia ha deteriorado la economía común europea y es muy posible que estemos en la antesala de una recesión económica.

Aún así, no somos sino el menor perjudicado de esta guerra, pues en muchos países en vías de desarrollo 0 del tercer mundo estos problemas son mucho más graves como las hambrunas causadas por toneladas de trigo Ucraniano y Ruso que normalmente llegaban a estos países.

Y no hay que olvidar, como no, a las principales víctimas de esta guerra, los cientos de miles de Ucranianos que han muerto y los miles de rusos que irán al matadero en los frentes de Ucrania, como la población civil de Rusia, bajo una dictadura oligárquica dispuesta a darlo todo, aunque suponga la caída de Rusia hacia el caos y una guerra civil con la posibilidad de que un nuevo dictador tome el trono que Putin ostenta.

Al final ¿para qué sirven las guerras en el mundo moderno? ¿Para causar miseria, pobreza y segregación? En un mundo globalizado donde la economía nos une a todos somos directa o indirectamente parte del conflicto. Mientras todos hagamos la vista gorda a los problemas del mundo nada cambiará. Debemos de plantar cara a los asuntos internacionales y luchar por la paz y la concordia, pues la guerra no trae nada bueno.


Cada vez que oímos una historia conmovedora sobre alguien que ha conseguido llegar a España después de una larga travesía nos enternecemos y compadecemos, pero a la vez somos los mismos que criticamos y repudiamos a personas de otro origen por realizar un trabajo o triunfar con un logro personal. En este caso ¿qué es necesario? ¿Que no dejen entrar a más inmigrantes a nuestro país porque introducen otro tipo de culturas? ¿o los que deberían aprender son los que persiguen y critican a personas de Otra procedencia para enseñarles la realidad de su país?

Para introducir mis argumentos empezaré diciendo que una posible solución sería que, en vez de que todos los habitantes de un país tengan que emigrar y rehacer su vida en otro, lo necesario sería arreglar las infraestructuras de esos países para que con una buena base política y estabilidad económica puedan seguir su vida allí, sin tener que decir adiós a su cultura, lugar de nacimiento y recuerdos, que no hubiera tanta diferencia de poder entre ricos y pobres, y que entre todos se pueda llegar a una estabilidad creando un lugar en el que se pueda vivir a gusto, sin preocuparme de que en algún momento me voy a morir de hambre.

Por otro lado, el argumento para no aceptar las fronteras es que lo único que hacen es condicionar a las personas que quieren entrar en nuestro país. Por muchos papeles que te falten, o formación para trabajar, no tendrías que estar en un país en guerra, porque las personas tienen derechos y dignidad. NO puedes dejar que una persona se muera de hambre por el simple hecho que no sean del mismo país que el tuyo. Voy a introducir mi argumento con un ejemplo muy simple. Si una chica de Nueva York que no tiene dinero, ni casa, ni ningún recurso decide venir a España, seguramente no le pongan ningún tipo de pega por venir a nuestro país, recibir una ayuda y tener trabajo ¿pero qué pasaría si esa misma chica viniera de Irán?

Ella vendría aquí con su hiyab, su cultura y sus creencias, igual que la de Nueva York, pero a ella le pedirían todo tipo de papeles, le darían ayudas, buscaría un trabajo y le dirían que ha venido a España a robamos el trabajo y que es un terrorista con la diferencia que ella tenía una vida en su país de origen y vino porque quería vivir una nueva experiencia y se llevó una gran sorpresa. En cambio la de Nueva York vino porque sabía que la tratarían bien por ser americana.

Sé que suena en ambos casos muy doloroso y racial pero creo que así se puede llegar a entender lo que quiero decir.

Ahora voy a enfocar el debate desde un punto de vista en el que no dejan que vengan inmigrantes a rehacer su vida.

Si nosotros dejamos el mundo sin ningún tipo de fronteras dejando que todo el mundo pueda entrar al país sin ningún tipo de restricción puede traer muchas desgracias. Primero, si dejamos que todo el mundo pueda ir donde le plazca, habría un descontrol universal ya que los aeropuertos se saturarían, y no habría tanto control de las cosas como lo está ahora. Además si todas las personas que sufren necesidades actualmente acuden a países desarrollados para hacer su vida, no habría forma de que todos ellos podrían encontrar trabajo, una vivienda… porque ningún país está preparado para acoger a otro entero, no tiene la capacidad ni la estabilidad económica para soportarlo.

Para concluir, diría que en mi opinión les abriría la puerta a todos los que vinieran ya que sé que vienen por una necesidad y no por un capricho, si ellos están aquí actualmente han tenido que pasar un viaje muy duro por una vida digna, también intentaría cambiar la situación económica del país proveniente, ya que esas personas han tenido que huir dejando atrás su cultura y probablemente su familia para conseguir algo de dinero en el bolsillo y traer a sus hijos.

Espero que tengan una opinión similar o parecida ya que si todos pensamos lo mismo podremos llegar a cambiarlo en algún momento.

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